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Nuestro Paso como líderes: “Simpáticos”

Nuestro Paso como líderes: "Simpáticos"

En el mundo del liderazgo, la simpatía, empatía, calidez, la comprensión y otras de las llamadas “blandas” son muy valoradas, ser capaz de ponerse en los zapatos de los demás y entender sus emociones y perspectivas, querer y apreciar a nuestros equipos es crucial para construir relaciones sólidas y fomentar un ambiente de trabajo positivo.

Sin embargo, como cualquier virtud,  todas estas pueden volverse obstáculos cuando se llevan al extremo. ¿Qué sucede cuando ser “demasiado simpático” interfiere con la toma de decisiones objetivas y el liderazgo efectivo?

En la carrera de muchos de nosotros hemos pasado por esto, ¿no? Cuando te promovieron para ser el líder de tus compañeros de equipo, esa tu primera experiencia como supervisor o líder, muchos de nosotros utilizamos esos recursos, y nos preguntamos: 

  • ¿Cómo caeré mejor?,
  • ¿cómo lograr que el trabajo se ejecute de la mejor forma?
  • ¿cómo ganarme su aceptación?
  • ¿debo poner las necesidades de los demás primero?

Jack Welch, nos dice que “a nadie le gusta ser odiado y nadie quiere ser el “malo”. Muchos jefes solo quieren ser buenos y lindos para con todos. Sin embargo, por ejemplo al no dar un feedback crítico solo estamos poniendo a nuestros equipos y compañeros en el camino del fracaso” 

Acá me gustaría explorar el delicado equilibrio entre el ser demasiado “simpático”  y la objetividad en el liderazgo. Tratar de entender y reconocer cuándo esta “simpatía” está afectando negativamente al liderazgo con consecuencias para el equipo y también explorar juntos algunas formas prácticas para mantener un enfoque más equilibrado.

El papel de la empatía en el liderazgo

La empatía es esencial para un liderazgo efectivo, ya que permite a los líderes conectarse con su equipo a un nivel humano. Escuchar activamente, comprender las emociones de los demás y mostrar compasión son cualidades que construyen la confianza y fortalecen las relaciones en el lugar de trabajo. Los líderes empáticos suelen tener equipos más comprometidos y leales, ya que sus colaboradores sienten que son valorados y comprendidos.

Sin embargo, la empatía también puede presentar desafíos. Cuando un líder es demasiado empático, digamos que simpático y bonachón puede ser que tenga dificultades para tomar decisiones difíciles, o para establecer límites claros y/o mantener una postura firme en situaciones de conflicto. En lugar de enfrentar los problemas de manera objetiva, el líder puede verse atrapado en las emociones de los demás, lo que puede llevar a una falta de dirección y claridad.

El desafío de ser “demasiado empático, simpático y bonachón”

Un líder así, demasiado empático, simpático y bonachón puede enfrentarse a muchos desafíos, de los más frecuentes:

  1. Evitar decisiones difíciles: La empatía excesiva puede hacer que un líder evite tomar decisiones difíciles, cómo dar retroalimentación negativa o despedir a un empleado que no cumple con las expectativas. En lugar de enfrentar la situación, el líder puede tratar de suavizar el golpe o posponer la decisión, lo que puede generar confusión y resentimiento en el equipo.
  2. Falta de límites: Ser demasiado comprensivo con los problemas personales de los empleados puede llevar a una falta de límites profesionales. Aunque es importante ser compasivo, también es crucial mantener un equilibrio entre el apoyo emocional y las expectativas laborales.
  3. Dificultad para mantener la objetividad: Cuando un líder se deja llevar por las emociones de los demás, puede perder de vista los hechos y la lógica. Esto puede afectar la calidad de las decisiones y la capacidad del líder para mantener un enfoque estratégico.

“Hace un tiempo, en un proceso de coaching con una líder de departamento, Susana, era conocida por su gran empatía. Si bien esta cualidad la hacía muy querida por su equipo, con el tiempo se convirtió en un obstáculo en su liderazgo. Muy frecuentemente evitaba dar retroalimentación crítica porque temía herir los sentimientos de los empleados, y casi siempre, en situaciones de conflicto, tendía a tomar decisiones basadas en emociones con poca exploración de los hechos. Obviamente, esto afectó claramente a su equipo ya que carecía de dirección clara y objetiva y con muchas situaciones de rendimiento que no se abordaban”

“Al paso del tiempo, después de algunas sesiones, ella aprendió a equilibrar su empatía con la objetividad. Terminó por implementar un enfoque más estructurado en la toma de decisiones, basándose en datos y hechos, sin perder de vista la parte emocional pero con capacidad de escuchar y comprender a su equipo. El resultado fue un equipo más enfocado y una líder que pudo mantener su empatía sin comprometer la efectividad de su liderazgo”

Cómo equilibrar la empatía con la objetividad

Encontrar el equilibrio adecuado entre la empatía y la objetividad es clave para un liderazgo efectivo. Aquí hay algunas estrategias que considero nos pueden ayudar a mantener este equilibrio:

  1. Escucha activamente, pero con límites claros: La empatía comienza con la escucha activa. Sin embargo, es importante establecer límites claros en cuanto a cuánto tiempo y energía dedicarás a los temas más emocionales. Escuchando con atención y compasión, pero siempre dirigiendo la conversación hacia soluciones y acciones concretas.
  2. Basa tus decisiones en datos y hechos: La empatía no debe reemplazar la lógica y la objetividad. Al tomar decisiones importantes, asegúrate de considerar los datos y los hechos tanto como las emociones involucradas. Esto te permitirá tomar decisiones más equilibradas y justas.
  3. Establece expectativas claras: Ser empático no significa permitir que los empleados se desvíen de sus responsabilidades. Establece expectativas claras desde el principio y sé firme en el cumplimiento de los estándares de rendimiento. Esto ayudará a mantener un ambiente de trabajo más alineado y justo.
  4. Desarrolla tu inteligencia emocional: La inteligencia emocional implica no solo ser empático, sino también saber manejar tus propias emociones y las de los demás de manera efectiva. Trabaja en tu autocontrol y en tu capacidad para gestionar las emociones en situaciones de alta presión.
  5. Aprende a decir “no”: A veces, ser un líder empático significa tomar decisiones difíciles en beneficio del equipo y de la organización en general. Aprender a decir “no” cuando sea necesario es fundamental para mantener el equilibrio entre la compasión y la efectividad.

La empatía es una herramienta poderosa en el liderazgo, pero como con cualquier herramienta, debe ser utilizada con moderación y equilibrio. Ser un líder empático no significa renunciar a la objetividad o a la firmeza en la toma de decisiones. Al aprender a equilibrar la compasión con la lógica, puedes convertirte en un líder más efectivo y respetado.

Recuerda, la empatía y la objetividad no son mutuamente excluyentes. Al combinar ambas cualidades, podrás crear un ambiente de trabajo en el que las personas se sientan valoradas y comprendidas, mientras se mantienen altos estándares de rendimiento y claridad en la dirección.

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