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Superándome como líder "controlador"

Como líderes, muchos hemos experimentado el impulso de querer controlar cada detalle, cada paso de nuestras operaciones y las actividades de los miembros de nuestros equipos. Este comportamiento suele nacer de un deseo genuino de garantizar el progreso, evitar errores y minimizar sorpresas. Sin embargo, cuando permitimos que nuestro “controlador” interno tome las riendas de forma más bien excesiva, corremos el riesgo de obstaculizar la creatividad de otros, retrasar el cumplimiento de las metas, crear muchas revisiones adicionales y al final del día el crecimiento,  desarrollo y la autonomía de quienes nos rodean.

Ser un líder controlador puede parecer efectivo y divertido en el corto plazo, pero a largo plazo sofoca el potencial del equipo y consume de forma importante la energía del equipo. En este artículo, te invito a explorar juntos e identificar los síntomas de un líder controlador, los efectos negativos que puede tener en tu equipo y,  lo más importante, cómo superarlo.

Identificando al “controlador” dentro de ti, hagamos algunas de las siguientes preguntas:

  • ¿Siento la necesidad de controlar y tomar acción en tareas delegadas?
  • ¿Me conecto con otros desde la competencia, en lugar de emociones suaves?
  • ¿Empujo con frecuencia a mi equipo más allá de su zona de confort?
  • ¿Intimidas a otros con tus constantes cuestionamientos?
  • ¿Constantemente estás supervisando tareas,  sin permitirles autonomía?
  • ¿Sientes que solo tú puedes hacer ciertas tareas de forma correcta?
  • ¿Terminas sobrecargado con tareas que “otros” podrían hacer?
  • ¿Tienes inseguridad con  las decisiones que los tuyos puedan tomar? 

Si respondemos que sí a algunas o todas estas preguntas, no estás solo,  muchos líderes exitosos han luchado con estos mismos desafíos. La buena noticia es que existen formas de cambiar este enfoque y convertirte en un líder más confiado y empoderador.

Algunas de las emociones que un líder “controlador” puede sentir de forma recurrente y contagiar a su equipo serían:

  • Alto nivel de ansiedad cuando el proceso no sigue tus expectativas.
  • Enojo/ira por que los otros no hacen lo que tu esperas, y como tu lo esperas.
  • Impaciencia con otros.

El impacto del control en tu equipo

Cuando el líder controla cada aspecto del trabajo, el equipo puede sentirse desmotivado y desconectado. La falta de autonomía limita la creatividad y la innovación, ya que los miembros del equipo se vuelven dependientes de la aprobación del líder para avanzar. Además, el micromanagement puede llevar a la frustración y el agotamiento tanto del líder como de los colaboradores.

Algunas ideas que nos pueden ayudar a superar a mi  “controlador” interno

Superar la necesidad de controlar cada aspecto del trabajo requiere un cambio de mentalidad y la adopción de nuevas prácticas. A continuación, les comento algunas que a mi me han ayudado y estos seguro puedes poner en práctica:

  1. Confía en tu equipo: La base de un liderazgo efectivo es la confianza. Si has contratado a personas competentes, permíteles demostrarlo. Establece expectativas claras y luego permite que tu equipo trabaje de forma independiente. La confianza mutua es fundamental para construir un equipo sólido y autónomo.
  2. Cede el poder de decisión: Delegar no significa perder el control, sino empoderar a tu equipo para que tome decisiones informadas. Cuando delegas tareas, das a tus colaboradores la oportunidad de desarrollarse y adquirir nuevas habilidades. Esto no solo alivia tu carga de trabajo, sino que también fomenta un entorno de crecimiento y colaboración.
  3. Cambia tu enfoque: En lugar de concentrarte en los detalles, enfócate en los resultados generales. Establece metas claras y mide el éxito en función de los resultados y menos en el proceso. Esto te permitirá mantener la dirección estratégica sin necesidad de intervenir en cada paso del camino.
  4. Acepta la posibilidad de errores: Nadie es perfecto, y los errores son oportunidades para aprender. Si bien es natural querer evitar los errores a toda costa, permitir que tu equipo aprenda de sus fallas fortalece su capacidad de resolver problemas y mejora su confianza.

Controlar a nuestro “controlador” interno (valga la redundancia) requiere tiempo y esfuerzo, pero los beneficios son enormes. No solo liberarás tiempo y energía para que puedas centrarte en lo que realmente importa, sino que también crearás un entorno en el que tu equipo prosperará.

Recuerda que el control no es sinónimo de éxito. El verdadero liderazgo radica en inspirar, empoderar y confiar en los demás para que hagan su trabajo de manera efectiva. Al soltar el control, descubrirás que tu equipo es capaz de lograr mucho más de lo que imaginabas, y tú también podrás crecer como líder.

Si no puedes controlar la fuerza del viento ni dirección de las olas, ¡aprende a surfear!

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